domingo, 6 de septiembre de 2015

Club de Cuervos

Por Joel Cruz Cotero

“La pregunta no es quién va a dejarme, la pregunta es quién va a detenerme”
Ayn Rand


La semana pasada, Netflix estrenó la miniserie, creada y producida por Gary Alazraki, Club de Cuervos. Esta divertida y original serie es la primera producción en habla hispana que se realiza en una plataforma digital, y al haberla disfrutado tanto me pareció que valía la pena escribir sobre ella. Además, creo que, de vez en cuando, hablar de algo distinto no le hace daño a nadie.
La serie cuenta la historia de dos hermanos, Salvador “Chava” Iglesias Jr. (Luis Gerardo Méndez) e Isabel Iglesias (Mariana Treviño), que a la muerte de su padre, Don Salvador Iglesias, dueño del club de fútbol “Los Cuervos”, empiezan a disputar un juego de poder por el control del equipo de su fallecido padre. Con una gran genialidad, la historia muestra cómo estos dos personajes van tomando decisiones y cometiendo error tras error, bloqueándose en algunas ocasiones entre sí, y utilizando todos las ases que tienen bajo la manga para salirse con la suya. El gran problema surge cuando, en esta lucha de titanes, los Cuervos se ven afectados debido a las constantes disputas entre los directivos y dueños del equipo. No quisiera decir más detalles pues no me gustaría ser todo un spoiler.
Ahora bien, ¿qué es lo que hace extraordinaria esta serie? Fuera de que la producción y las actuaciones fueron sublimes, hay tres factores por los que yo consideré a esta serie una magnifica producción. Primero, y sin tener que ser expertos en política o economía, en Club de Cuervos se puede apreciar cómo los personajes, cada uno en su propio ring, hacen alianzas, traicionan, piensan estrategias y realizan planes con el fin de lograr sus objetivos. Los fines son varios, como afianzar parte de la herencia de Don Salvador; controlar la presidencia del equipo; innovar al equipo; diseñar las estrategias de los partidos; y, por supuesto, ganar un partido y entrar a la liguilla. Lo bonito de esta serie es que es posible divertirse con estos juegos de poder, sin tener que hablar de partidos políticos y gobernantes.
En segundo lugar, no escribí por accidente un tuit en el que declaré que Chava Iglesias se había convertido en mi nuevo héroe. Sí es cierto que el personaje era carismático y muy simpático, pero no fueron estas las razones por las que yo escribí aquel tuit. Chava era un junior, y conforme fueron pasando los episodios fue, una y otra vez, intentando —muchas veces con éxito— imponer sus alocadas ideas, sin escuchar a nadie y sin pensar en las posibles consecuencias. No quiero que se me malinterprete, y se piense que me caen bien las personas autoritarias, pues eso es algo imposible, pero si me gustó mucho la actitud y el deseo de Chava de arriesgarse a implementar nuevas y extravagantes ideas. En cierto modo, la inspiración hacia Chava fue por el simple hecho que me recordó que, muchas veces, se deben tomar riesgos, y que el hecho de apostar por algo nuevo y creativo puede ser lo que se necesita para resolver un problema.
Por último, hay que recalcar que la serie es un producto mexicano. Los productores y lo actores lograron mostrar parte de la idiosincrasia de nuestro país —que sin duda, siempre me hace reflexionar— de una manera nada aburrida. Siendo una serie de un equipo de fútbol, obviamente se tenía que exponer la importancia del fútbol en la mente de los mexicanos. Sin embargo, la serie consiguió retratar otros aspectos del México de hoy. Por una parte, se mostró que el contexto de la historia fue en una sociedad conservadora, reflejado principalmente en la lucha de Isabel en un mundo machista por alcanzar sus metas, que eran las mismas que las de su hermano, y también, en los problemas que tuvo que enfrentar el jugador Aitor Cardoné, y Chava al respaldar a su jugador, cuando salió a la luz que éste jugador era aparentemente gay. Por otro lado, no podía faltar la representación de la corrupción, la falta de regulaciones y los gobiernos populistas. Al final no me quedó duda, que aun siendo ficción, Club de Cuervos sólo podría suceder en México.
Dicho lo anterior, Club de Cuervos es una serie que me encantó y que les recomiendo que la vean. Les garantizó que una vez que empiecen a verla no la van a poder dejar y van a lamentar que sólo sean 13 capítulos. No necesariamente la tienen que analizarla con gran profundidad para entenderla y disfrutarla, es posible nada más verla. Como yo, la podrían ver en dos días o se la pueden llevar con más calma, pero si es una serie que tienen que ver.

Publicado el 11 de agosto de 2015 en  masdimensiones.com

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