jueves, 30 de julio de 2009

¿Se puede justificar el terrorismo?

Joel Cruz Cotero

CIDE

We knew that you cannot defeat a fanatical ideology just by imprisoning or killing its leaders; you have to defeat its ideas.

Tony Blair

El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos sufrió acontecimientos catastróficos, lo que dejó perplejo a todo el mundo. Símbolos del poder estadounidense, como el World Trade Center y el Pentágono, fueron los blancos de grupo terrorista Al Qaeda. La Guerra Fría había terminado y una nueva era había ya comenzado. Estados Unidos, la potencia mundial, había sido amenazado y debía responder. Su respuesta fue declararle la guerra al terrorismo.

El hecho de declarar una guerra es un asunto muy delicado. Enrique Serrano explica bien porque se deben tratar con mucho cuidado el asunto de la moralidad de las guerras: “(…) hay que tomar en cuenta, que el uso de los recursos morales para justificar las guerras es un recurso muy peligroso que, con frecuencia, ha llevado a una violencia sin límites”.[1] El propósito de este trabajo será analizar la moralidad del terrorismo y poder analizar si son correctas las políticas anti-terroristas utilizadas hoy en día. Se tendrá que hacer la difícil tarea definir terrorismo para poder sacar conclusiones de cómo tratarlo. En el mundo académico se estiman que existen más de 100 definiciones sobre terrorismo debido a su carácter polémico. Sin embargo, es importante tener una idea de que es el terrorismo. La razón es porque hoy en día, y en especial desde los atentados en Estados Unidos en 2001, los líderes de grandes Estados, como Estados Unidos e Israel, utilizan de manera arbitraria el término “terrorista” para atacar a sus enemigos. Este uso de terrorismo no es correcto.

Definiendo el Terrorismo

Como se mencionó anteriormente, definir terrorismo no es algo sencillo pero es importante para saber que se puede hacer con el terrorismo. Jeremy Waldron menciona tres razones por las que es importante la manera en que se define terrorismo. En primer lugar, los legisladores buscan siempre distinguir entre crímenes terroristas y otros crímenes, como el homicidio o la piratería, que muestran una criminalidad similar. En segundo lugar, la respuesta a los actos terroristas va a depender de cómo esté definido este concepto. Por ejemplo, si no se puede negociar con terroristas porque el terrorismo es una enfermedad que debe ser erradicada, la respuesta de los gobiernos va a ser mucho más radical que en el caso que si pudiera haber negociaciones. Y en tercer lugar, dependiendo de la definición del terrorismo se va a poder adentrar en una reflexión general del nuevo gran fenómeno del terrorismo. Las discusiones van a ser guiadas de acuerdo con los aspectos a los que se les de importancia.[2]

La definición de terrorismo ha cambiado a lo largo del tiempo, lo que dificulta que se pueda utilizar una sola definición. La primera vez que se uso el concepto de terrorismo fue durante la Revolución Francesa cuando Robespierre instauró el régime de la terreur que tenía como propósito combatir a todos los enemigos de la revolución. El terrorismo en esta época era una medida nacionalista y servía para terminar con el antiguo régimen.[3] Más adelante, durante la Revolución Industrial, el terrorismo estuvo familiarizado con movimientos revolucionarios que estaban en contra de los estados opresores y capitalistas.[4] A principios del siglo XX y después de la Segunda Guerra Mundial, el terrorismo fue utilizado por grupos separatistas/etno-nacionalistas.[5] En cambio, en los años treinta, el terrorismo fue una herramienta de los sistemas totalitarios.[6] Para finales del siglo el terrorismo era utilizado por grupos que querían desestabilizar a los países occidentales. Ya para entonces, se veía al terrorismo como el arma de los débiles. También apareció el narcoterrorismo.

Desde 2001, el mundo se encuentra en una guerra contra el terrorismo. Es importante conocer las definiciones de terrorismo de los principales actores que han manejado esta guerra. Según Robert Goodin, hoy en día el terrorismo se define como el uso de violencia (que puede incluso llegar a matar) en contra de inocentes civiles. De esta forma el terrorismo es moralmente incorrecto puesto que nunca será justificable la muerte de inocentes.[7] Algunas definiciones utilizadas por organizaciones del gobierno de Estados Unidos son las siguientes:

Motivación violenta políticamente premeditada en contra de no combatientes, utilizada por grupos sub-nacionales o agentes clandestinos, usualmente queriendo influir en una audiencia.[8] (cia & Departamento de Estado de Estados Unidos)

En contraste [al terrorismo], la guerra está sujeta a la ley internacional. El terrorismo no reconoce reglas. Ninguna persona, lugar u objeto de valor es inmune de los ataques terroristas. No existen los inocentes.[9] (Ejercito de Estados Unidos)

El problema al utilizar estas definiciones es que no es tan sencillo definir quienes son blancos legítimos y los inocentes. Además, tampoco es tan claro el porque todos los combatientes tendrían que ser moralmente responsables. Estas definiciones también excluyen al terrorismo como una posible acción de los Estados, lo que es incorrecto.

Existen estados que manejan la definición de terrorismo a su conveniencia: “Los gobiernos normalmente definen terrorismo como algo que sólo sus oponentes pueden hacer, como algo que sólo aquellos que buscan cambiar las políticas, o atacar un sistema político o el status quo ya establecidos”.[10] Existen algunos países, como es el caso de Israel, que utilizan el anti-terrorismo para tratar a la oposición interna secesionista.[11] El hecho de que el estado los llame terroristas y que no quiera negociar con los grupos, no hace que los objetivos del grupo oprimido o inconforme sean injustos. La idea es que solamente los enemigos de los estados son terroristas y como, de acuerdo con ellos, el terrorismo es el peor de todos los crímenes posibles, deben ser destruidos por completo sin importar el costo.

Para estos Estados, el terrorismo jamás será justificable. Sin embargo, la moralidad del terrorismo depende de otros aspectos que tendrán que ser analizados con más detalle para evitar que se cometan estos errores.

La Guerra Justa: Jus ad bellum y Jus in bello

De acuerdo con Michael Walter, no está bien empezar una guerra porque la guerra es un infierno, lo que nunca será deseable, y donde siempre van a haber muertos.[12] Sin embargo, las guerras existen y al parecer siempre van a existir. Los participantes deben tener causas justas para ir y una vez que están en la guerra deben respetar algunos principios justos de la guerra.

Es aquí en donde entran los conceptos de guerra justa. De acuerdo con Farid Kahhat, la doctrina de la guerra justa siempre tuvo dos facetas. La primera se refiere a la causa justa para iniciar una guerra (jus ad bellum) y la segunda a la conducción justa de una guerra (jus in bello).[13] Estos conceptos son aplicables en relación con la conducción justa de una guerra. Sin embargo, muchos no creen que puedan tener aplicación en el terrorismo.

Para Walze,r en la guerra el terrorismo es una forma de evitar el combate con el ejército enemigo. Es una forma indirecta de atacar a sus enemigos. Su principal herramienta es el uso del miedo.[14] El terrorismo para Walzer es el asesinato deliberado de inocentes, al azar, con el fin de propagar miedo entre toda la población y de forzar a sus líderes políticos. Su elemento común es la población común.[15] El terrorismo, visto así, no se puede justificar ya que la muerte de gente inocente no es excusable. Existen muchas ideologías y organizaciones terroristas y se debe estar en contra de todas.[16] En cualquier guerra existirá el riego de que mueran o hieran algunos inocentes accidentalmente, lo que se toma como daño colateral lo que, aunque no es deseable, se justifica. Estos no deben ser desproporcionados con respecto de la victoria militar que se busca.[17] Pero al no haber daño colateral en el terrorismo no se pueden justificar las muertes de inocentes.

Con respecto a la guerra justa, Goodin considera que matar a inocentes está completamente mal. Él trata de distinguir a los asesinos de los terroristas. Ambos matan a inocentes con lo que se puede decir que los terroristas no hacen nada moralmente peor que un asesino ordinario. Sin embargo, el matar de forma masiva implica que moralmente es peor que matar a una persona.[18] Waldron considera que la diferencia entre un crimen común y el terrorismo es que el terrorismo ataca a dos blancos, uno directo y otro indirecto, los blancos directos pueden morir, pero lo importante es que los blancos indirectos tengan terror de que el estado de terror pueda continuar y decidan cumplir las demandas terroristas.[19] Ahora, puede que la mayoría de la gente no sea inocente y que algunos actos terroristas sean justos. En realidad los puntos atacados serían blancos legítimos. En este caso, los principios de guerra justa si tendrían efecto puesto que las muertes de inocentes estarían justificadas porque serían contadas como daños colaterales. Goodin no le de mucha credibilidad al terrorismo justo, pero no descarta que exista la posibilidad de que si pudiera sea legítimo.[20]

La aplicación de la guerra justa, de acuerdo con Goodin, sólo funciona entre estados. Sin embargo, las acciones de algunos grupos terroristas podrían estar justificadas si se les llegará a ver como estados en potencia o como extensiones de un estado. Por ejemplo, cuando el terrorismo es parte de una revolución o de una lucha de liberación nacional. Los grupos terroristas, en esta situación, se encuentran en espera de formar un gobierno, en realidad se podrían considerar como cuasi-estados. En otros casos los grupos terroristas utilizan el terrorismo para presionar para que otras personas se comporten distinto. Al tratar de hacer encajar estos casos en la teoría de la guerra justa, existiría aplicación, aunque sería más débil que en el caso de que fueran estados los que utilizaran los principios. Cualquier grupo con un reclamo justificado por los estándares del jus ad bellum y que sigan las reglas del jus in bello, tendrá el derecho a atacar a cualquier oficial del estado.[21]

Held es una defensora del terrorismo justo. Como se menciono antes, se dice que terroristas matan intencionalmente a blancos civiles mientras que la violencia de los gobierno, en la búsqueda por la supresión del terrorismo, sólo causa la muerte de civiles accidentalmente. Esto es lo que marca las diferencias morales entre la violencia estatal y terrorista.[22] Pero si siguen los principios de la guerra justa y sólo atacan a blancos legítimos y tienen causas justas para atacar violentamente no tienen porque considerarse ilegitimas. Ninguna muerte es deseable y si se pueden tolerar algunas muertes de inocentes en una guerra justa, no debería haber problema para que se aplicara lo mismo en el caso del terrorismo justo.

Lo que es importante tomar en cuenta, de acuerdo con Held, es que la violencia si debe ser el último recurso. Si un estado oprime a un sub-estado mucho más débil y no le permite negociar y participar en la vida política, este sub-estado tiene el derecho a utilizar la violencia, la que sería legítima, para liberarse o para ser escuchado. Aquí la responsabilidad del uso de la violencia, la tendría el estado poderoso al no permitir el libre desarrollo del sub-estado. Si los gobiernos aceptaran las demandas de lo grupos terroristas, como las demandas de Chechenia, del País Vasco o de Palestina; no habría violencia. Entonces la violencia usada para suprimir el terrorismo será el precio para mantener el status-quo que desean algunos países. Sin embargo, aunque el status-quo sea preferido por algunos, no significa que es moralmente superior al estado deseado por los inconformes. [23] El terrorismo es el arma legítima de los débiles ya que un grupo pequeño jamás va a poder combatir contra un estado poderoso.[24]

Prácticamente, todos los participantes tienen causas justas para ir a la guerra. Una vez que están en la guerra existen restricciones morales en la conducta de la guerra. Hoy, actores que se encuentran en una guerra, le dan demasiada importancia al jus ad bellum y descuidan el jus in bello. Siempre existen justificaciones para ir a una guerra, como el desarme en Iraq o la guerra contra el terrorismo en Afganistán. Y al momento de llevar a cabo la guerra de acuerdo a los principios de la guerra justa, los participantes actúan de manera irresponsable matando a inocentes, argumentando que forman parte del daño colateral. Tanto algunas guerras, como algunos actos terroristas, van a tener causas justas, con lo que cumplirán con el jus ad bellum, pero deben también respetar el jus in bello para que los actos en sí, sean considerados como legítimos.

Inocentes, civiles y blacos legítimos

La inmoralidad de un agente que usa violencia aplica en el momento en el que se mata a individuos indiscriminadamente sin importar si es inocente o no. Es peor aún, cuando el atacante busca dañar a inocentes, como podría se la población civil. En el caso de las guerras y del terrorismo, la violencia sirve para alcanzar un fin político. Va a ser importante la manera en la que se vean a los inocentes, civiles (no combatientes) y los blancos legítimos para saber cómo tratar al terrorismo.

C. A. J. Coady define el terrorismo como: “El uso organizado de violencia a no combatientes (inocentes en cierto sentido) o a su propiedad por objetivos políticos”.[25] Coady continúa explicando, que aunque las demandas sean justas nunca se va a poder justificar la muerte de inocentes. El terrorismo dependerá de los actos cometidos por los atacantes. Así que si los Estados atacan a inocentes de forma indiscriminada también deben de ser considerados terroristas. Es importante que en la definición de terrorismo exista la posibilidad de que violencia no-terrorista revolucionaria pueda ser usar forma legítima.[26] Incluso, Estados Unidos fundó su nación utilizando violencia legítima en contra de un poder opresor injusto. Entonces no debería oponerse a que otras naciones buscan tener su propio estado, pagando el precio que fuera necesario. Al fin y a cabo, sería una acción justa.

La condición más relevante del terrorismo es lo que comúnmente se llama principio de discriminación, que forma parte del jus in bello. Muchos consideran malo al terrorismo por el hecho de matar sin importar que sean o no inocentes. Held menciona sobre este asunto que en muchos casos es cierto que los terroristas usan indiscriminadamente la violencia, lo que convierte sus acciones en inmorales. Sin embargo, los estados, también en muchas ocasiones, cuando contraatacan al terrorismo hacen exactamente lo mismo que los terroristas lo que vuelve al contra-terrorismo igualmente inmoral.[27] Muchos teóricos consideran que los blancos, aunque podrían ser no atacantes, no implica que no sean legítimos. Si los blancos llegan a ser legítimos entonces no hay problema con el uso del terrorismo.[28]

En la tradición clásica de la guerra justa los no combatientes tienen inmunidad. Esto pasa en los dos bandos con el fin de restringir los daños causados por la guerra. Es un acuerdo que a ambos les conviene y por lo tanto se comprometen a respetarlo. [29] Se debe de tomar en cuenta que las situaciones de los actores son similares en este caso. Lo más importante en una guerra es obtener la victoria, y los participantes van a hacer lo que sea para que ellos la puedan obtener. Existe un argumente no utilitarista que también apoya la inmunidad de los no combatientes. A estos se les conoce como los intrensicalistas porque creen que existen cosas intrínsecamente incorrectas. Para ellos sólo va a existir licencia para poder usar la violencia contra los agentes de agresión y los no combatientes no lo son.[30]

Para Walzer, aunque todos los combatientes son blancos legítimos en una guerra, no siempre se les tendría que matar. Él considera que:

No tienen en cuenta que hay muy pocos soldados que se sienten comprometidos de corazón con el negocio de la guerra. La mayoría de ellos no se consideran guerreros; al menos no es ésa su única o su principal identidad; la lucha tampoco es una ocupación que hayan elegido. Y (…) tampoco puede decirse que pasen luchando la mayor parte de su tiempo.[31]

Matar a soldados no va contra las reglas de la guerra. Sin embargo, Walzer, dice que en una guerra se puede distinguir a un hombre indefenso de un soldado. Los hombres pueden llegar a reconocer a un semejante, que no se encuentra amenazando, que sus actos son pacíficos y que su persona es igual de valiosa que la de los demás. La actitud de compasión por un soldado no podría, en cambio, existir cuando si el soldado fuera entusiasta y sólo se la pasara pensando en cuantos enemigos matará.[32]

Existen algunos problemas con la inmunidad de los no combatientes. Goodin, Held y Coady reconocen dos problemas sobre la inmunidad de los no combatientes. La primera es que no todos los no combatientes son culpables de los actos de guerra y que tampoco todos los civiles son inocentes. Walzer tampoco toma en cuenta el peligro futuro de los atacantes.

Goodin dice que normalmente cuando se habla de “inocencia” o “culpabilidad” es referente a la “inocencia moral” (quien hace algo malo por lo que tengan culpa). Pero en las guerras, la palabra inocente tiene otra concepción y se refiere a si la persona puede ser un blanco militar legítimo.[33] Algunas veces los inocentes son los indefensos y otras son los que no representan una amenaza a los soldados contrincantes. Los civiles y los soldados capturados e incapacitados se encuentran desarmados. El hecho de que ninguno se pueda defender y de que no representan una amenaza a sus enemigos, siguiendo los principios de guerra justa, no deberían de ser lastimados.[34]

Goodin duda sobre si estos conceptos están realmente bien definidos. Por ejemplo, los bombardeos aéreos atacan a soldados que se encuentran indefensos ante los primeros. Entonces estos soldados al estar indefensos, serían inocentes y, por lo tanto, sería inmoral atacarlos.[35] También cree que es necesario tomar en cuenta el punto sistémico de una guerra. Para ejemplificar este caso, él supone que un grupo terrorista secuestra a la hija inocente, en el sentido de que no representa una amenaza, de un banquero. Ello no representa amenaza pero al pertenece a un sistema capaz de conceder las demandas de los atacantes se podrá defender de la amenazas de los agresores. En este sentido, la inmunidad contra los terroristas sólo la podrían tener aquellos que son inocentes al no representar una amenaza y no tener ninguna manera de defenderse ante los terroristas. [36]

Muchos ven la inmoralidad del terrorismo porque los terroristas matan a civiles inocentes. Matar a los civiles nunca es correcto. Si los juzgáramos con los principios de la guerra habrían cometido crímenes de guerra; en cambio, si se les juzga con el derecho internacional, serían unos criminales. Entonces, todos los actos terroristas son crímenes.[37] Debido a que el terrorismo siempre es inmoral, no se debe negociar bajo ninguna circunstancio con los terrorista y se les debe combatir hasta que se logre la victoria absoluta. El problema es que no todos los civiles son inocentes.

Con respecto a la inmunidad de los civiles, Held tiene un punto bastante interesante. No es lo mismo un civil que un inocente. Muchos ejércitos tienen en sus filas a niños, los que siempre son inocentes, éstos jamás podrán ser blancos legítimos. Para ella: “estos “combatientes” difícilmente parecen blancos legítimos mientras que algunos civiles que apoyan la guerra, en la que los primeros pelean, están exentos”.[38] El no atacar a inocentes, se debe a la inmunidad que tienen aquellos que no son moralmente responsables de los actos de guerra. Muchos combatientes no son moralmente responsables mientras que algunos civiles si lo son. Los civiles que apoyan la guerra en realidad son más responsables que aquellos que fueron obligados a ir a ésta.

Para que alguien tenga responsabilidad moral, de acuerdo con Coady, es necesario que cuente con dos condiciones: debe tener el conocimiento y libertad con respecto a lo que se está haciendo. En este sentido, muchos malhechores no saben en realidad lo que están haciendo porque no cuentan con la información completa y correcta, o porque les lavaron el cerebro con pensamientos idealistas y nacionalistas. De igual forma, muchos combatientes pudieron haber entrado a la guerra al haber sido obligados a la fuerza, o por la severa presión pública, con lo que no estarían actuando con una completa libertad. Mientras que, por el otro lado, van a haber algunos promotores y apoyadores de una guerra injusta en la que no van a estar uniformados. [39] Muchos ven al que comete el crimen como un vil criminal, pero al que ve a un enfermo y no hace nada no lo es. Esto no siempre es una visión correcta.

Con respecto a lo que Walzer veía de que no siempre es necesario matar a los civiles, Goodin toma en cuenta que aunque los enemigos no son una amenaza en este momento, lo podrían ser en el futuro. Para Goodin:

De acuerdo con las convenciones que definen las reglas de las guerras justas, está permitido matar a las tropas enemigas simplemente porque son tropas enemigas, sin importar lo que estén haciendo en ese momento. Está permitido matar con base en el daño que pueden representar en algún momento en el futuro. (…) Dentro de las reglas de la guerra justa, está permitido en un daño no intencional en civiles inocentes al intentar alcanzar un objetivo militar legítimo.[40]

Justificándose en los principios de la guerra justa también podrían tirar edificios donde se esconden criminales (podrían ser terroristas) que están atacando a policías o militares, aún sabiendo que puede haber gente inocente en los edificios que indudablemente morirá.[41]

Coady también escribió algo con respecto al ataque de combatientes sin importar si son inocentes. Su argumento dice que la intuición moral básica es que alguien se trate de proteger de aquellos que le intentan hacer un daño, sin tomar en cuenta si son responsables de sus acciones. Entonces, está permitido atacar a algún individuo que esté atacando a otro sin importar que tan limpia esté su alma.[42] Se puede atacar al agresor porque: “el aparente atacante es un agente de daño y el escudo de inocencia es un simple instrumente del agente de daño.”[43] En el sentido de auto-defensa, no es moralmente incorrecto matar a alguien aunque sea inocente. Coady cree que el problema es que también van a existir agentes de daño que no van a ser combatientes. Así establece que no es lo mismo la distinción entre combatiente y no-combatiente que la de soldados y civiles.[44]

También se debe considerar si pueden ser culpables aquellos individuos que son atacados. De está forma los principio de guerra justa no tendría problemas porque lo terroristas estarían atacando blancos legítimos. Coady en su trabajo Terrorism and Innocence (Terrorismo e Inocencia) menciona que Gregory S. Kavka, en su libro Moral Paradoxes of Nuclear Deterrence (Paradojas Morales de la Disuasión Nuclear), muestra interés en la idea de responsabilidad de grupo. Para Kavka existen algunos grupos que comparten responsabilidades. Todos los miembros de este grupo son provocadores de daño en el sentido de que todos participan en el acto, aunque hayan tenido diferentes roles.[45] El problema de Kavka, de acuerdo con Coady, es que quiere darle responsabilidades a grupos muy grandes, principalmente a naciones, vinculando a todos en una red de responsabilidades. Kavka llama a los ciudadanos de un país “parcialmente responsables” de las acciones de sus gobiernos. La manera en que los relaciona es que la forma de decisión organizacional y la presión de grupo hace que todos compartan la responsabilidad.[46] De esta forma si el Estado ataca de forma injusta, los ciudadanos podrían ser blancos legítimos y ser atacados justificadamente por el estado o grupo atacado.

Barry Buzan desarrolló la idea de merecer a un gobierno, con lo que los ciudadanos de un país podrían llegar a ser blancos legítimos. Aquellos ciudadanos que viven en plenas democracias, como Estados Unidos o Israel, en donde existen libertades y la gente elige a sus representantes, merecen a sus gobiernos; mientras que los que viven bajo un régimen dictatorial, no. Buzan cree que los gobiernos de Occidente han sido bastante escrupulosos en sus políticas militares y no se debería de tratar de forma desigual a los gobierno y a los individuos de estos países. Para Buzan, un ataque a Bagdad o Afganistán por parte de Estados Unidos es un acto terrorista porque la gente que vive en esta ciudad no merece a su gobierno y, por lo tanto, son inocentes. En cambio, considera que el ataque a las torres gemelas, el 11 de septiembre de 2001, no lo es porque en Estados Unidos la gente si merece a su gobierno. [47] Esto aplica de igual forma en otros estados y sub-estados como podría ser Israel y Palestina.

Coady rechaza el argumento de Buzan al decir que no se puede aplicar esta lógica ya que los ciudadanos no siempre están informados de los que hacen sus líderes. Existe la posibilidad de que hayan votado por alguien por su plataforma social y que no tuvieran idea de su plan con respecto a las políticas exteriores. Además considera que cuando alguien defiende a su país no significa que este apoyando a sus representantes.[48] El problema es que en las democracias es la gente quien elige a sus representantes, y es en este sentido, en el que pueden llegar a ser responsables por lo que éstos hagan. El hecho de que la gente no esté informada o de que la mayoría haya elegido a otro representante, no hace que la gente no reconozca el poder de los representantes y que sepan que fueron electos por los ciudadanos.

Held consideró los ataques del 11 de septiembre de 2001 horribles y espantosos. Sin embargo, no hubo nada injusto. Los ciudadanos norteamericanos eran en parte responsables del trato indignante de millones de personas en el mundo, a los que sus gobiernos (Estados Unidos) les han hecho una vida miserable. Existe una conexión entre toda esta miseria y el terrorismo con lo que se puede justificar lo que le pasó a Estados Unidos.[49] Con el mismo argumento se puede decir que Israel ha abusado de los palestinos por varías décadas, con lo que se puede justificar el uso de violencia por parte de los palestinos al estado sionista.

Por último, Held le da una gran importancia a la humillación como un factor que causa el terrorismo. Humillación es (Held utiliza la definición de Avishai Margalit): “cualquier tipo de comportamiento o condición que constituye una razón suficiente para una persona a considerar su auto-respeto dañado”[50] Cuando alguien es humillado siempre va a sentir la emoción. No es lo mismo vergüenza que humillación. La primera será ocasionada por defectos individuales, mientras que la segunda será ocasionada por un tercero que haya disminuido a alguien. Cuando alguien es humillado lo que crea es enojo y su respuesta podría, con facilidad, llegar a ser violenta. Held menciona el ejemplo de Israel: “[e]s difícil creer que muchas de las políticas y acciones de Sharon hacia los palestinos no fueron intencionalmente humilladoras.”[51] Pasa algo parecido con respecto a Estados Unidos y algunos países islámicos.

¿Cómo tratar el terrorismo?

Nunca va a ser deseable que exista el terrorismo porque eso implicar que haya muertos. La manera en que se ha tratado de erradicar este problema es declarándole la guerra al terrorismo. Sin duda, es la mejor forma de combatirlo si se toma al terrorismo como injusto. Existen críticas sobre esta concepción. En primer lugar, es incorrecto que se considere que los estados no pueden ser terroristas. Uwe Steinhoff menciona, de manera acertada, que el terrorismo no depende de quien hace el acto, sino del acto en sí.[52] En este sentido, si el terrorismo es siempre inmoral, ¿quién combate el terrorismo de los estados poderosos? En segundo lugar, no siempre el terrorismo es injusto. Por lo general, países como Estados Unidos e Israel no aceptan la responsabilidad que tienen en el asunto y sólo buscan el castigo de los aparentes enemigos de la paz, aunque ellos hayan influido antes en el enojo de sus enemigos. Por último, no existe un solo tipo de terrorismo, de la misma forma que no existe un solo tipo de guerra. Las causas y la forma de llevar las guerras son distintas entre los grupos terroristas. No es lo mismo el terrorismo palestino que el de Osama Bin Laden y Al Qaeda.[53]

Entonces, ¿cómo se puede combatir el terrorismo? El contra-terrorismo es un método ineficiente para combatir el terrorismo. Held invita a reflexionar sobre lo siguiente: “Los juicios persuasivos deberían (…) considerar como las acciones de los estados que se oponen a los grupos terroristas han matado a más civiles que terroristas.”[54] Es aquí donde se pregunta; ¿hasta dónde puede llegar el daño colateral? Además con más guerra no se va a terminar el terrorismo porque las condiciones que llevaron al terrorismo en un principio, no habrán cambiado.

Steinhoff afirma que si los estados realmente quieren combatir el terrorismo a fondo, y legítimamente; hay tres cosas que se deben hacer. En primer lugar, se deben rechazar los estándares de doble moral. A lo que se refiere es incorrecto que los actos de los estados sean morales y lo de sus enemigos inmorales. En segundo lugar, los estados se deben enfocar en la persecución del crimen. Y por último, el más importante, se deben incluir a los excluidos.[55] La responsabilidad es compartida, si se utiliza la violencia es porque es una forma efectiva de que se logren los objetivos de los grupos terroristas, que muy posiblemente no se lograron obtener por otras vías más pacificas.

Por último, es justo que todas las naciones tengan su propio estado. Es un derecho que todos los pueblos tengan auto-determinación. Así como todos los individuos deben de ser libres de hacer lo que quieran, todas las naciones deberían ser completamente soberanas. Es una causa justa que el pueblo palestino, el pueblo checheno, el pueblo vasco, el pueblo kurdo y todos los pueblos en el mundo que no tienen estado, luchen hasta que puedan, al igual que otras naciones, tener el derecho de auto-determinarse.



[1] Enrique Serrano Gómez, “¿Existen guerras justas?”, Signos filosóficos, no. 6 (julio-diciembre, 2001): 291.

[2] Jeremy Waldron, “Terrorism and the uses of terror”, The Journal of Ethics, vol. 8, no. 1 (marzo, 2004): 6-7.

[3] Bruce Hoffman, “Defining Terrorism” en Inside Terrorism (Estados Unidos: Columbia University Press, 1998), 15-6.

[4] Íbid., 17.

[5] Íbid., 20.

[6] Íbid., 23.

[7] Robert Goodin, “Terrorism as Unjust War: Killing Innocent Civilians” en What’s Wrong with Terrorism? (Gran Bretaña: Polity Press, 2006), 6.

[8] Íbid., 7. “pre-meditated politically motivated violence perpetrated against non-combatants, targeted by sub-national groups or clandestine agents, usually intended to influence an audience.” (trad. propia)

[9] Íbid. “In contrast [to terrorism], war is subject to international law. Terrorists recognize no rules. No person, place or object of value is immune from terrorist attack. There are no innocents” (trad. propia).

[10] Virginia Held, “Terrorism and War”, The Journal of Ethics, vol. 8, no. 1 (marzo, 2004): 62. “Governments characteristically define terrorism as something only their opponents can commit, as something only those who seek to change policies, or to attack a given political system or status quo can engage in.” (trad. propia)

[11] Coady., 40.

[12] Michael Walter, “El crimen de la guerra” en Guerras Justas e Injustas (España: Paidós, 2001), 52.

[13] Farid Kahhat, “Jus in Bello: terrorismo y daño collateral” en Gilles Bataillon, Gilles Bienvenu & Ambrosio Velasco Gómez (coord.), Las teorías de la guerra justa en el siglo XVI y sus expresiones contemporáneas (México: cide, unam & cemca, 2008), 413.

[14] Walzer, “El terrorismo” en Guerras Justas e Injustas, 269-70.

[15] Michael Walzer, “Cinco preguntas sobre el terrorismo”, Letras Libres, vol. 4, no. 45 (septiembre, 2002): 26.

[16] Íbid., 28.

[17] Íbid. 29.

[18] Goodin, “Terrorism as Unjust War” en What’s wrong with terrorism, 10.

[19] Waldron, 22.

[20] Íbid., 11-3.

[21] Íbid., 14-5.

[22] Held, “Terrorism and War”, 66.

[23] Íbid., 68-69.

[24] Íbid., 61.

[25] C. A. J. Coady, “Terrorism and Innocence”, The Journal of Ethics, vol. 8, no.1 (marzo, 2004): 39.

[26] Íbid., 40.

[27] Held, “Terrorism and War”, 67.

[28] Coady, 42.

[29] Coady. 43.

[30] Íbid.

[31] Walzer, “La inmunidad de los no-combatientes y la necesidad militar" en Guerras Justas e Injustas, 195.

[32] Íbid., 200.

[33] Goodin, “Terrorism as Unjust War” en What’s wrong with terrorism, 18.

[34] Íbid., 19.

[35] Íbid.

[36] Íbid., 20.

[37] Íbid., 23-4.

[38] Virginia Held, “Terrorism, Rights, and Political Goals” en R. G. Frey & Christopher W. Morris (eds.), Violence, Terrorism, and Justice (Gran Bretaña: Cambridge University Press, 1991), 68.

[39] Coady, 44.

[40] Goodin, “Terrorism as Unjust War” en What’s wrong with terrorism?, 25. “According to the conventions that define the rule of just wars, it is permissible to kill enemy troops simply because they are enemy troops, regardless of what they happen to be doing at the moment. It is permissible to kill enemy troops on grounds of the threat the might pose, sometime in the future. (…) Under the rules of just war, it is permissible to inflict unintended harm on innocent civilians in pursuit of legitimate military objectives.” (trad. propia)

[41] Goodin, 25-6.

[42] Coady, 45.

[43] Íbid., “The deluded attacker is an agent of harm but the innocent shield is a mere instrument of an agent of harm.” (trad. propia)

[44] Íbid., 46.

[45] Íbid. 51.

[46] Íbid.

[47] Íbid., 52-3.

[48] Íbid. 54.

[49] Held, “Terrorism and War”, 60-1.

[50] Íbid., 74. “any sort of behavior or condition that constitutes a sound reason for a person to consider hiso or her self-respect injured.” (trad. propia)

[51] Íbid., 75. “[i]t is hard to believe that many of Sharon’s policies and actions towards the Palestinians are not intentionally humiliating.” (trad. propia)

[52] Uwe Steinhoff, “The ethics of Terrorism” en On the Ethics of War and Terrorism (Gran Bretaña: The Oxford Leverhulme Programme on the Changing Character of War, University of Oxford, 2007), 110.

[53] Held, “Terrorism and War”, 59.

[54] Held, “Terrorism and War”, 61. “Persuasive judgements should (…) consider how the actions of states opposing terrorists have frequently killed far more civilians tan terrorists.” (trad. propia)

[55] Steinhoff, 137.