viernes, 18 de enero de 2008

Intervenciones humanitarias: el caso de Ruanda

Por Joel Cruz Cotero

“The international community […] must bear its share of responsibility for this tragedy […]. We did not act quickly enough after killing began […] we did not immediately call this crimes by their rightful name, genocide.”

Bill Clinton

En abril de 1994 se desarrollo una de las matanzas más sangrientas en la historia del mundo. La milicia hutu intentó aniquilar a los tutsis. El terror se expandía por las calles mientras los tutsis intentaban refugiarse en iglesias, escuelas u hospitales, en cualquier lugar donde se vieran las banderas de la Organización de las Naciones Unidad (onu). Afuera hutus amenazaba con machetes y granadas. La comida y el medicamento escaseaban y las viviendas de los tutsis eran destruidas. Los cascos azules de la onu (soldados pacifistas de la onu) además de tener un descontrol de la situación, eran muy pocos y no podían defender a todas las victimas. Bélgica en vez de mandar más tropas a su antigua colonia, retiraría a los pocos soldados que había mandado. Los soldados franceses más que ayudar a los civiles tutsis sólo se preocuparon por sacar a sus nacionales. La ayuda por parte de los países extranjeros fue saliendo del territorio para al final dejar solos a los tutsis en las manos de los hutus. La limpieza étnica era el objetivo hutu, no debía sobrevivir ni un solo tutsi. El resultado final fue el genocidio. El propósito de este ensayo es analizar qué tan necesario era una rápida intervención humanitaria y qué pudo haber evitado los crímenes contra la humanidad cometidos en este pequeño territorio africano.

Las crisis e intervenciones humanitarias

Las crisis humanitarias son principalmente problemas comunales o étnicos. Estos problemas se dan principalmente en países que están buscando la definición de su nacionalidad, en cierto modo son pre-Estados. Desde 1945 han existido más crisis humanitarias que nunca y se han desarrollado en los Estados más débiles. En las crisis humanitarias, los Estados fuertes deberían ser los responsables de mantener la paz. “Los Estados fuertes son ingredientes esenciales para la paz dentro y entre las naciones”[1]. Las intervenciones humanitarias es un tipo de “guerra” para contrarrestar las crisis humanitarias. La intervención humanitaria se puede definir de la siguiente manera:

“Intervención militar sin ser solicitada en los asuntos internos de otro país con la principal intención de aliviar el sufrimiento de algunos o todos dentro de sus fronteras.”[2]

“La intención de la intervención humanitaria es detener el crecimiento y desarrollo de la violación de los derechos humanos dentro de un Estado; y por esa razón tradicionalmente se ha dirigido en contra de la autoridad con el control del país.”[3]

Las intervenciones humanitarias han tenido un desarrollo mucho más grande desde el fin de la Guerra Fría. Además con las intervenciones humanitarias han cambiado el paradigma del Estado Moderno, en las intervenciones humanitarias la soberanía de los países, que es uno de los principios del Estado Moderno, es violada. Sin embargo, esta soberanía no puede ser violada por gusto de los otros países, tiene que existir legitimidad y esta es la protección de los derechos humanos que han sido violados por el régimen de un Estado.

La onu y las dificultades para lograr intervenciones humanitarias

La visión de la onu al terminar la Segunda Guerra Mundial era evitar las intervenciones de cualquier país a otro país con el propósito de empezar otra guerra como la recién terminada. Pero después de la Guerra Fría, con las crisis humanitarias dentro de los Estados, el principio de intervención se puso en duda. Un nuevo tipo de guerra se empezó a desarrollar después de la guerra fría y ésta es la intervención humanitaria. El propósito principal de ésta es evitar genocidios y limpiezas étnicas. La crudeza de estos actos causó acrecentar el interés de la comunidad mundial, la prensa mundial y así crear un debate político.

En el Consejo de Seguridad de la onu es donde se llevan a cabo las discusiones sobre las intervenciones humanitarias. Sin embargo, es muy difícil que todos los miembros se este organismo se pongan de acuerdo en qué es lo mejor en las distintas situaciones que se observan alrededor del mundo. Por esta razón muchas veces la respuesta ha sido inadecuada, tardada y no se han evitado algunos crímenes contra la humanidad como se puede apreciar claramente en Ruanda. En el debate, se han desarrollado muchas preguntas difíciles de responder sobre la responsabilidad moral, los intereses estratégicos, la mejor forma de intervenir y la naturaleza del Estado moderno. Uno de los puntos más importantes en este debate es qué tanto pueden otros Estados intervenir en los conflictos de otro Estado violando así su derecho a la autodeterminación. Si el objetivo principal de la onu es mantener la paz mundial ¿intervenir en un Estado no causa conflictos entre distintos Estados? ¿No es también importante el respeto de los derechos humanos para mantener una armonía? Estas son preguntas difíciles y lo único que ha causado la falta de acuerdos políticos ha hecho más ineficiente la aplicación de ésta en los asustos internacionales.

Es muy difícil para la onu y para los Estados saber en qué casos se debería de realizar una intervención humanitaria. Influye mucho la legalidad y la ética del acto. ¿Por qué si era aceptable en Ruanda o en Yugoslavia y no en Iraq? El hecho de que hubiera un intento de limpieza racial en Ruanda y Yugoslavia le da más valor moral. Mientras que en el caso de Iraq a pesar de que pudo haber sido legal, si se hubiera aceptado la intervención humanitaria en el Consejo de Seguridad, no habría sido ética para algunos Estados, no existía para éstos una causa necesaria para la entrada violenta de la comunidad internacional. De nuevo la ética será vista distinta desde los diversos puntos de vista de los Estados que difieren debido a su política interna y su cultura. Mientras la intervención de Iraq fue ética ya que Saddam Hussein atentaba contra los valores democráticos occidentales para otros no era ético intervenir de manera violenta en los asuntos internos de un país.

Las normas que existen son también muy importantes para la realización de intervenciones humanitarias. La transformación y la interpretación de éstas pueden o no dar legitimidad a una acción. Durante la Guerra Fría, el abuso de los derechos humanos ni siquiera era considerado como un motivo para la intervención militar en un país, se puede apreciar en el caso del Chile de Pinochet. Sin embargo, a partir de la década de los noventa, la interpretación de Consejo de Seguridad sobre la amenaza de la paz y seguridad internacional se extendió, ahora incluiría los abusos contra derechos humanos.

Durante la Guerra Fría se creía que la onu no era muy exitosa por las disputas que existían entre los Estados Unidos de América (eua) y la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (urss). No podía ser el moderador de los conflictos internacionales por la bipolaridad del mundo. Una vez terminada la Guerra Fría se pudo observar que la onu en realidad no era eficiente y esta vez no se le podría atribuir al conflicto entre las potencias mundiales. A pesar de que a principios de los noventa tuvo algunos “éxitos”, como el caso del cese al fuego entre Iraq e Irán, existieron más tarde problemas que no pudo solucionar e incluso su entrada ocasiono el agravamiento de éstos. Las expectativas que se tienen de la onu son en realidad muy grandes en comparación con lo que el organismo puede realizar. La ineficiencia y debilidad de la onu también, debido a que muchas veces los Estados traban los procesos de la onu poniendo primero sus intereses, ocasiona que la política mundial sea poco eficiente. Por eso no siempre pueden realizar las justas y necesarias intervenciones humanitarias.

La onu enfrenta tres dificultades principales para responder a las intervenciones humanitarias. La primera es la dificultad conceptual, es difícil saber si un conflicto doméstico puede tener consecuencias internacionales. La segunda es la dificultad política, es muy difícil que todos los miembros se pongan de acuerdo sobre la necesidad de las intervenciones, influye mucho la cultura y la política interna de los Estados miembros en sus decisiones al momento de participar en los foros de la onu; además, es muy conflictivo lograr que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, todos con derecho a veto, acepten la intervención (todos) ya que cada miembro tiene distintos valores e intereses. La tercer es la dificultad para tener recursos, no todos los Estados están dispuestos a ofrecer los mismos recurso, un Estado que no esta a favor de una intervención, no va aportar a la causa dinero, también el problema es quién va a hacer el trabajo, tienen que ser soldados, pero será también de acuerdo a los intereses de los Estados la cantidad de soldados que se mandarán.

Los antecedentes y las causas del genocidio en Ruanda

Durante cientos de años hutus y tutsis[4] convivieron en el territorio conocido hoy en día como Ruanda. Además del territorio en común, hutus y tutsis han compartido lenguaje y religión. Existían distinciones entre ambas etnias pero no eran causa de conflicto. Sin embargo, en las últimas décadas las diferencias entre ambos grupos se resaltaron más, ocasionadas por la lucha del poder en el pequeño país africano. Esto provocó un mayor odio entre ambos grupos y una radicalización de las relaciones. Según algunos historiadores, el conflicto étnico empezó cuando Ruanda fue colonizado por Alemania y más tarde por Bélgica, cuando los europeos le concedieron el dominio político a los tutsis[5], ya que estos veían como superiores al los tutsis. Los tutsis empezaron a oprimir a los hutus y es en este periodo donde se empezaron a crear las identidades étnicas y los odios hacia el otro grupo étnico.

En los años cincuenta se empezó a expandir por África las ideas de descolonización y éstas fueron atractivas para los tutsis. Los belgas cambiaron de aliados y decidieron apoyar ahora a los hutus, lo que ocasionó que los tutsis desearan más su independencia, y así conservar el poder. Cuando Ruanda obtuvo su independencia en 1962, el poder quedó a manos unos hutus con ideologías racistas que oprimieron a los tutsis como medio de venganza por las injusticias de los tutsis que habían cometido durante siglos. El resultado fue la migración de los tutsis hacia los países vecinos y la baja de su población En el periodo de 1962 a 1973 la población tutsi se redujo de 17 al 9 por ciento. En 1973 Juvénal Habyarimana[6] se convirtió en el presidente de Ruanda, durante su gobierno, debido a su mayor moderación, hubo estabilidad política y crecimiento económico. Habyarimana detuvo las agresiones contra los tutsis pero no dejó que los refugiados tutsis regresaran a Ruanda, todo con el fin de mantener el equilibrio político. En los últimos dos años de su mandato fue presionado por las potencias extranjeras para hacer reformas en Ruanda con el fin de convertir a Ruanda en una democracia.

Refugiados tutsis en Uganda[7] decidieron el 1 de octubre de 1990 invadir Ruanda Los tutsis en Uganda habían adquirido una gran importancia en el ejército, ya que habían ayudado a ascender al poder a Yoweri Museveni, es de aquí donde obtuvieron el entrenamiento y el armamento para la invasión de Ruanda. La respuesta de Habyarimana, junto con los gobiernos de Bélgica, Francia[8] y Zaire, fue violenta para controlar a los tutsis rebeldes. Los tutsis, después de mucho tiempo, habían podido tener por primera vez influencia en el gobierno hutu, su meta era recuperar el poder, al mismo tiempo los hutus empezaron a verlos como un problema y algunos grupos de hutus radicales buscaron la eliminación de los tutsis. El miedo étnico había crecido tanto en los hutus como en los tutsis y los nacionalismos eran cada vez más fuertes y radicales. El 6 de abril de 1994, Habyarimana fue asesinada, inmediatamente los hutus fundamentalistas culparon a los tutsis del magnicidio. Horas más tardes los hutus habían empezado la matanza de los tutsis, así como de la oposición política tanto hutu como tutsi.

El genocidio en Ruanda fue causado evidentemente por los conflictos étnicos entre los hutus y los tutsis. Sin embargo, no habría pasado nada sino hubiera sido por la cantidad que llegaron a manejar ambos grupos. En el periodo de Post-Guerra Fría el libre mercado se expandió en todo el mundo. En este libre mercado la venta y compra de armas aumentó y en países pobres como Ruanda podían adquirir fácilmente armas a un precio económico debido a que el precio bajaba constantemente por el aumento de la demanda. Antes de la caída del socialismo, los hutus había sido entrenados militarmente por los belgas pero éstos no les había dado una gran cantidad de armas letales, pero más tarde más de una docena de países, como Estados Unidos (principalmente) y Francia, les vendieron armas tanto al gobierno hutu como a las guerrillas tutsis.

Las potencias mundiales y el fracaso de Ruanda

Para realizar una intervención humanitaria los Estados (las potencias principalmente) deben tener interés en participar. Por lo general, no existe mucho interés en intervenir en los países débiles y sin muchas conexiones con el mundo Occidental. Por desgracia, al momento del genocidio en Ruanda, los intereses de la potencias no se dirigían mucho hacia África, no habían nada que ganar o perder. Además Estados Unidos acaba hacer intervención militar fallida en Somalia donde solamente perdería más apoyo nacional e internacional y además había ocasionado era el desprecio de los somalíes. Estados Unidos no tenías realmente razones para realizar ninguna acción en África.

Antes del genocidio, la onu había mandado a fuerzas de mantenimiento de paz para evitar conflictos en la transición a la democracia, ya que en donde se dan estos procesos hay rebeliones y protestas. Llegaron de Bélgica, Bangladesh y Ghana y estaban bajo el mando del general Roméo Dallaire. Por desgracia los intereses de la onu y de sus organismos estaban en otros países como en la ex Yugoslavia, Mozambique y Georgia. Los operativos de la onu en Ruanda eran muy pocos y su objetivo era mantener la paz en Ruanda y no atacar a hutus o tutsis. Hay que recordar que las decisiones principales de la onu la tomas los Estados miembro y si un problema no les es relevante no se le toma mucho en cuenta. Además debido a los problemas que tiene la onu para crear una política en común es más difícil hacer una intervención adecuada y justa.

En Ruanda existieron también problemas de comunicación entre las embajadas y el unamir. Las embajadas no compartían la información sobre la situación de Ruanda con el unamir, lo que evitó que se elaborara un plan de acción en contra de cualquier atentado contra los derechos humanos. Las mejores inteligencias como la de Francia, Estados Unidos y Bélgica en Ruanda seguramente sabían sobre lo que podía ocurrir en África Central. Pero la información con la que contaban iba directo a sus países sin informar nada a la onu y al unamir. El general Dallaire alguna vez dijo: “Muchas de las potencias mundiales estaban todas ahí con sus embajadas y sus fuerzas militares. Y no me puedes decir que esos bastardos no tenían mucha información. Ellos nunca me pasarían esa información a mí, nunca”.[9]

Existen reportes elaborados antes del genocidio que informan sobre la violencia étnica, el transporte de armas hacia los diversos ejércitos y guerrillas; también hay algunas cartas en las que se hablaba ya del plan maquiavélico en contra de los tutsis. Debido a la falta de interés y de comunicación no se les dio mucha importancia. Además el general Dellaire había ya antes informado de las tensiones existentes en Ruanda, como por ejemplo: el entrenamiento militar de las tropas y guerrillas, informes de tráfico de armas y exterminios de poblaciones. El 13 de enero de 1994, Dallaire reveló esta información al Secretario de la onu y a los embajadores de Bélgica, Estados Unidos y Francia. No se recibió la respuesta adecuada.

Existía suficiente evidencia para saber que algo podría pasar pero no se había decido actuar por diversas causas. La primera sería que la información que se tenía, estaba incompleta. Por ejemplo, un fax llamado “fax del genocidio” informaba que 1700 personas eran las que podían realizar la limpieza étnica, las cuáles eran muy pocas para causar algo realmente grave, durante el genocidio todo fue distinto, las fuerzas eran veinte veces más grandes de lo esperado. La segunda fue que muchas advertencias no se veían muy creíbles. Por ejemplo el “fax del genocidio” fue considerado por la inteligencia Bélgica como F6[10]. La tercera sería la equivocación que se dio al confundir el inicio de una guerra civil y no un intento de una limpieza racial. Está causa tenía algunos motivos, había belgas que no querían que se llevaran a cabo el acuerdo Arusha[11] y con una guerra civil podrían lograr su objetivo. La cuarta sería que algunas alertas anteriores al genocidio sólo habían sido falsas alarmas, por qué las que fueron antes de la masacre podrían ser ciertas. Es cierto que en Ruanda ya se habían llevado exterminios tanto de hutus como de tutsis pero desde veinte años antes del genocidio de 1994 no habían existido actos tan violentos, las potencias y sus inteligencias no creyeron que algo pudiera suceder o al menos no quisieron creerlo.

Al final mientras Estados Unidos, Francia, Bélgica, la onu y la unamir (United Nations Assistance Mission for Rwanda por sus siglas en inglés) trataban de tapar el sol con un simple dedo, se les adelanto el plan de exterminio que al final resultó ser totalmente cierto. Al día siguiente de la muerte de Habyarimana, el 7 de abril de 1994, los hutus había empezado a matar a los tutsis y ya para el día 21 de abril ya habían aniquilado a 250,000 tutsis, esta es considerada la tasa de genocidio más rápida en la historia del mundo.

Los cascos azules de la onu no pudieron evitar la masacre por tres razones principales: la primera es que en realidad eran muy pocos y además los pocos que habían recibieron ordenes de sus países para evacuar Ruanda; la segunda era que su objetivo era simplemente proteger y no atacar, y la tercera es que no estaban capacitados para la situación que se presentó. Los tutsis al momento de la masacre quedaron indefensos, trataban de esconderse y si era posible huir mientras los hutus andaban por la calles matando a todo tutsi posible al mismo tiempo que gritaban poder hutu.

Hasta que se desarrollo el genocidio en Ruanda las potencias decidieron actuar, sólo hasta que paso algo grave vieron la importancia del conflicto que ya se había desarrollado desde tiempo atrás. Es importante mencionar que incluso ya iniciado los actos de violencia en Ruanda y antes de actuar en contra de los hutus, países del todo el mundo, al ver que estaban matando a las fuerzas del unamir, mandados por ellos, actuaron no para defender a los ruandeses, sino para sacar a sus nacionales y a sus tropas. La respuesta de países como Estados Unidos se dio hasta que las cifras de muertos, de tutsis principalmente, eran exageradas. Antes, Estados Unidos y los demás países, en realidad no le había puesto tanto interés a la región de África Central[12].

Por desgracia, cuando decidieron actuar ya era demasiado tarde. El presidente Clinton mando una intervención militar realista una vez que el genocidio se estaba llevando a cabo. La acción militar todavía pudo salvar a de unos 75 a 125 mil tutsis. No se puede negar que si hubieran existido muertes con una intervención meses antes, pero si se habría evitado el genocidio.

Conclusión

Las intervenciones humanitarias sirven para evitar el abuso de los derechos humanos y los genocidios pero en Ruanda no llegaron a tiempo para evitar tales. Los conflictos étnicos existen desde que Ruanda fue colonizada por los alemanes y más tarde por los belgas. Conforme fue pasando el tiempo se fueron agravando por la interminable lucha sin fin por obtener el poder y se llegó a tal grado de la amenaza de una limpieza étnica. Sin embargo la debilidad de la onu y el poco interés de los Estados en realizar una intervención en Ruanda hicieron más viable el desarrollo de uno de los genocidios más grandes de la historia. A pesar de la evidencia sobre los conflictos étnicos, el armamento de los ejércitos y rebeldes y sobre todo de una posible matanza étnica, el mundo no hizo caso del problema, ni siquiera se le ponía atención a la realidad del peligro. Todos se hicieron los ciegos y los sordos, creían que todo era una simple farsa y al final resultó que la profecía se había cumplido, la limpieza étnica estaba realmente planeada y se pensaba llevar a cabo.

A pesar del gran fracaso, el genocidio de Ruanda dejo algunas lecciones a la humanidad:

1. Cuando existen conflictos dentro de un país que pueden causar algún tipo de crimen no se puede tratar de evitar y pensar que se vive en un mundo feliz. Se debe tener imaginación para anticipar el comportamiento de los actores.

2. Los países de Occidente, al ser los más fuertes, deben de poner atención a los problemas que existen en los países en busca de una identidad y con conflictos étnicos. Debe utilizar la diplomacia y si es necesario intervenir militarmente cuando sea necesario, antes de que pase cualquier cosa.

3. La intervención humanitaria es realmente necesaria, La violencia, debido a la avanzada tecnología y a los bajos costos del armamento en el mercado, se puede expandir con mucha facilidad y rapidez. En una pocas semanas se puede lograr destrozar a toda una etnia.

4. Las intervenciones humanitarias tienen que ser más rápidas. Mientras más acelerado sea el movimiento de las tropas de los Estados que acuden a salvar vidas, más personas pueden ser salvadas. Llegar a África puede ser complicado, por eso más bases militares en África podrían hacer más ágil el proceso.

5. Es importante regular la venta y compra de armas. Si el armamento es económico, en los lugares donde existe cualquier tipo de conflicto se compraran más armas. Con esto la violencia se podrá aplicar con más facilidad y las consecuencias pueden ser graves, como en Ruanda.

6. Si Estados Unidos quiere se más efectivo en las intervenciones humanitarias, para que la potencia mundial sea la mediadora de los conflictos mundiales, tiene que crear un sistema para mandar más rápido sus tropas, además de que su inteligencia sea más eficiente y pueda detectar y actuar cuando es necesario.

7. Es necesario que las facciones estadounidenses se pongan de acurdo sobre la intervenciones militares. Si se quieren evitar genocidios y abusos contra los derechos humanos, son necesarias las intervenciones.

8. Las experiencias de los años noventa demuestran que aunque la comunidad internacional tenga la capacidad de intervenir en asuntos internos de un país no podrá evitar en muchas ocasiones que los problemas no tengan una solución, pero es responsabilidad de la comunidad mundial intervenir cuando sea necesario para minimizar los atentados contra la humanidad.

Todavía falta mucho por hacer para que las intervenciones humanitarias sean exitosas y cualquier abuso o crimen contra la humanidad pueda ser evitado. El ejemplo de Ruanda deja en claro que la soberanía de las naciones se no se podrá respetar cuando el Estado este abusando de los derechos de su población. La soberanía de los Estados es importante y debe ser respetada, pero siempre deberían ser primeros los derechos de la humanidad.
Bibliografía:

Goose, Stephen y Smyth, Frank. Arming Genocide in Rwanda. Foreign Affairs, vol. 73, núm. 5 (septiembre/octubre 1994): 86-96.

Haaland M., Janne. Values and Weapons. Reino Unido: Palgrave, 2006.

Hendrickson David C. The Recovery of Internationalism. Foreign Affairs, vol. 73, núm. 5 (septiembre/octubre 1994): 26-43.

Kuperman, Alan J. The limits of Humanitarian Intervention: genocide in Rwuanda. Virginia: Brookings Institution Press, 2001.

Melvern, Linda. A people betrayed. The role of the West in Rwanda’s genocide. África del Sur: Zed Books, 2000.

Touval, Saadia. Why the U.N. Fails. Foreign Affairs, vol. 73, núm. 5 (septiembre/octubre 1994): 44-57.

Varios. International Intervention in the Post-Cold War World. Moral Responsibility and Power Politics. Estado Unidos: M.E. Sharpe, 2004


[1] Mark D. Evan, “Weak States, State Making, and Humanitarian Intervention” en International Intervention in the Post-Cold War World. Moral Responsibility and Power Politics, (Estados Unidos: M.E. Sharpe, 2004), pp. 105-106.

[2] Ibid., p. 110.

[3] Id.

[4] Siempre el grupo mayoritario ha sido el de los hutus.

[5] El objetivo de darles el poder a los tutsis era de tener un dominio indirecto de Ruanda utilizando a la antigua organización social en la que tutsis se encargaban de la administración y los hutus del trabajo, agrícola principalmente.

[6] Juvénal Habyarimana era de origen hutu

[7] País vecino de Ruanda

[8] Francia quería ser la principal influencia en África Central

[9] Alan J. Kuperman, “Early Warning and Preventive Intervention” en The limits of Humanitarian Intervention: genocide in Rwuanda, (Virginia: Brookings Institution Press, 2001), p. 101.

[10] La menor fiabilidad

[11] Acuerdos cuyo objetivo era la transición hacia la democracia en Ruanda

[12] Ruanda pertenece a esta región

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